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miércoles, 12 de agosto de 2015

Una fuente con aperitivos sanos, seductores a los ojos.

Creaciones para cuando recibes amigos. 


Cada detalle muestra cuánto te importan y qué tan grata te resulta su presencia. ¡Así que debes inspirarte!



Picada en platina, con atractiva presentación en vegetales.

Recuerda que en todo, incluso en los emplatados, la estética actual radica en la ausencia de simetría y en la existencia de un delicado equilibrio.



La altura se obtuvo apilando naranjas y se revistió con
 bocadillos caprese, que aportan su mágico colorido.

Cada variedad de queso o de fiambre, requiere su forma específica de corte, no lo olvides.


Una picada sencilla al gusto de los anfitriones, 
rodea la decoración en altura.

Cuando queremos resaltar calidad en el buffet, las harinas deben ocupar como máximo el 7% de lo ofrecido.
El resto corresponde a legumbres, frutas, quesos y carne, preferentemente en el orden en que las estoy colocando. Salvo que te especifiquen que desean predominancia de algo en especial. 

Y deben llevar el plus de alguna salsa (hasta 3), en ramequín ubicado sobre la bandeja. Debe tener el ramequín una cucharita. Es para que se pueda depositar sobre el bocado la cantidad de salsa deseada.


Perspectiva que permite observar la concordancia de la platina mostrada
con respecto a las restantes de la mesa.


Unas ideas para las salsas:


El material de base.


El tema de las salsas o al menos de las salsas ideales, es complejo.
Si vas a poner 2 salsas diferentes, que no sean con la misma base. O sea, que no sean ambas con base de mayonesa, o ambas con base de queso crema o base de salsa blanca, etc. 
Bases diferentes, para que los gustos sobre texturas e intensidades estén más cubiertos.




La decoración.


Los recipientes quedan especielmente llamativos si muestras algo sobre la superficie de la salsa.
Lo que muestres tiene que cumplir la doble función de decorar y de avisar de qué es la salsa. 

Los sabores intensos, principalmente, suelen causar enojo en quien los lleva a la boca sin estar alertado.
Si va a tener cebolla, por ejemplo, decorá la superficie con ciboulette o con cebolla morada picada en brunoise. O puede tener 2 o 3 hojas sanas del verdeo, pinchadas, que le den altura. Pero siempre... ¡avisá!

Si va a picar en la boca, decora con pimientos o incluso, hasta espolvoreando una capa de comino en polvo u otra especia invasiva. No puede faltar la indicación, principalmente si hay niños entre los invitados.

Si es agridulce, otro tanto. Decorá con gajos de naranja pelados a vivo, con secciones de fruta caramelizada, o lo que mejor se avenga al sabor que van a encontrar. En menor grado, pero el agridulce también encuentra resistencia.

En fin, en cada decoración no sacrifiques la indicación por la estética. Los comensales te lo sabrán agradecer.
 


Por último, recuerda que la mantelería debe ser lo más sobria posible, para no quitar protagonismo a los alimentos.

Actualmente, en lo personal, sigo siendo partidaria de los manteles blancos, que los hay muy bonitos que parecen de seda.



Sobre mis inicios culinarios.



La cocina ha sido para mí casi un sentimiento, desde la niñez. Ensuciaba mis manos ayudando a mamá. A esa edad, sus estrategias me parecían mágicas.




¡Y llega el spiedo a Montevideo!

Luego llegó el spiedo a Montevideo. 
Fue por la época de mi pre adolescencia.

Mi padre estuvo al frente de un restaurante y rotisería. 

El sitio fue muy publicitado en su breve existencia. 
Era el tiempo en que en televisión se vendía todo. 

Se llamaba PRONTO POLLO, y su lema: "al instante en su casa".  

Estaba ubicado en calle Rivera entre Juan P. Ponce y Bulevar Artigas. Seguramente algún memorioso estará recordándolo ahora.  

Los pedidos se recibían por teléfono. No existían los captores. Se verificada la llamada volviendo a contactar por el mismo medio. ¡Y salían las motos con el pedido en las cajas de espuma aislante!   

Teníamos un "delívery", solamente que esa palabra no se usaba en ese entonces. Tampoco se usaban las decoraciones primorosas que llevaban las comidas enviadas. Una simple aceituna y una rebanada de limón, adheridos con un escarbadientes, hacián de las bandejas que viajaban... ¡toda una coquetería!   

Y por supuesto había cocineros (no sé si alguno era chef, yo aún no conocía esa palabra). 
¡Cuántas cosas se hacían diferentes a como me habían enseñado! 
Ahora pienso, y seguro yo sería muy molesta para esas personas que estaban trabajando. 
No les daba paz con mis preguntas. 
Y, por supuesto, les quitaba espacio ubicada en mitad de la cocina.
O peor, los retrasaba queriendo hacer algunas de sus tareas... ¡y me salían siempre mal! 

Pero todo lo vivido se volvió parte del caudal de mi sangre. 
Me gusta mucho la cocina. Y más aún, me gusta emplatar y decorar, y explorar cosas nuevas.






Te doy un gigantesco gracias por llegar hasta aquí.


Te agradezco que hayas llegado hasta aquí, con tu lectura. 
Me hace feliz creer que te resultó de interés. De ser así, seguiré compartiendo contigo la parte de mi mundo que se desarrolla entre cacerolas. 
  

Pero es la primera vez que publico lo que hago en la cocina. Y me animo a dar, por escrito, detalles y sugerencias. 
He preparado platos para muchos eventos. Pero esto es diferente. Es someter la tarea a la opinión de quien sea que lo lea. ¡Si da hasta miedo!

Igualmente lo dejo aquí. 

No todas mis ideas serán de tu total agrado, pero te aseguro que nacen de la sinceridad de mi corazón y del afán de compartir, hacia dónde he ido encaminando mis elecciones y mis preferencias personales.

Cordialmente.

Marilyn.

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